Cerca de tu corazón

Why are there different views on the value of the Bible?

«Y las atarás como una señal en tu mano, y estarán como frontales entre tus ojos (Deuteronomio 6:8).
Leer: Deuteronomio 6:1-9

17 de DIciembre: 1 Reyes 19–20; Lucas 23:1-25
Casi todas las tardes camino algo más de un kilómetro y medio simplemente para hacer ejercicio, y otras veces lo hacía después de dejar a mi nieto en el Nido y volver a casa, y esto me daba la oportunidad de memorizar algunos versículos de la Biblia… si me propongo hacerlo, o repetirlos de memoria. Cuando dedico esos momentos para centrar mi mente en la Palabra de Dios, suele ocurrir que me vuelven a la mente durante el día, dándome consuelo y sabiduría.

Cuando Moisés preparaba a los israelitas para entrar en la tierra prometida, los instaba a aferrarse a los mandamientos y decretos de Dios (Deuteronomio 6:1-2). Como quería que prosperaran, les decía que debían tener en mente estas instrucciones y hablar de ellas con sus hijos (vv. 6-7). Incluso, les dijo que las ataran a sus manos y las sujetaran a sus frentes (v. 8). No quería que olvidaran las instrucciones del Señor respecto a vivir honrando a Dios y disfrutando de sus bendiciones.

Tener un apetito sano por la Palabra de Dios y leerla a diario produce paz en el corazón, y nuestro camino se endereza. El salmista dijo: «Mucha paz tienen los que aman tu ley, y no hay para ellos tropiezo» (Salmo 119:165). ¡Qué gran promesa! El diablo sabe esto y por eso hace todo para alejarnos de la Palabra de Dios.

Aún es posible que un maestro, seminarista, pastor o misionero que maneja la Biblia constantemente no camine con Dios y no sea cambiado poderosamente a la imagen de Cristo. Bruce Wilkinson, conocido autor y maestro de la Biblia confesó en su libro “Secretos de la Vid”, “Yo había llegado a ser un experto en servir a Dios pero en alguna manera me quedé un novato en ser Su amigo”. Cultivar una relación de amor con otra persona exige tiempo—pero, ¡vale la pena!

¿Qué podrías hacer con las palabras de Dios hoy? Una opción sería escribir un versículo de la Escritura y, cada vez que te lavas las manos o bebes algo, lo lees y tratas de memorizarlo. Otra opción es, antes de ir a dormir, que lo último que hagas en el día sea pensar en un breve pasaje de la Biblia. ¡Hay muchas maneras de mantener la Palabra de Dios cerca de tu corazón!

«Señor, ayúdame a leer y digerir tu Palabra hoy».
Rodéate de la Palabra de Dios.

Ten buen ánimo!!

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