¿Ama Dios incondicionalmente?

Is Gods love unconditional?

No. Dios aborrece a los malvados (Salmo 11: 5). “Cuando el Señor Jesús se manifieste desde el cielo entre llamas de fuego, con sus poderosos ángeles, para castigar a los que conocen a Dios ni obedecen el evangelio de nuestro Señor Jesús. Ellos sufrirán el castigo de la destrucción eterna, lejos de la presencia del Señor y de la majestad de su poder.” (2 Tesalonicenses 1: 8,9). Si no conocemos a Dios y no obedecemos a Dios, no deberíamos estar calmados por el pensamiento en el amor de Dios, pero deberíamos estar aterrorizados por la idea del juicio de Dios.

Dios es amor

Así que Dios no ama incondicionalmente a todo el mundo en el sentido de que todos van a ir al cielo. Dios es amor. Y debido a que Él es amor, se preocupa por quien somos y lo que hacemos. Debido a que Él es amor, Él odia el mal. El amor de Dios que es bueno, debe conducir a su juicio sobre lo que es malo, sino su amor está vacío.

Sin embargo, hay algunas maneras en las que el amor de Dios es incondicional. “Dios es bondadoso con los ingratos y los malos” (Lucas 6:35). “Pues Él quiere que todos sean salvos y lleguen a conocer la verdad.” (1 Timoteo 2: 4). “Y ahora que hemos sido justificados por su sangre, ¡con cuánta más rázon, por medio de Él, seremos salvados del castigo de Dios!” (Romanos 5: 9).

Pero incluso cuando somos cristianos, podemos cometer el error de hablar solamente sobre el amor incondicional de Dios. Jesús nos dice «permaneced en mi amor» (Juan 15: 9). Nos podemos alejar de Dios y de experimentar a Dios. El amor de Dios por nosotros está conectado a nuestra obediencia. Jesús dice que hay dos condiciones para nosotros si queremos ser amados por Dios: amar a Jesús y guardar sus mandamientos -y estos realmente son uno y el mismo: (Juan 14:21). Así que no debemos pasar por la vida pensando ‘Dios nos ama, todo va a estar bien, no importa lo que hago’. Eso es un mal entendimiento del amor de Dios.

Todo comienza con el amor de Dios

Él nos ha amado con un amor eterno (Jeremías 31: 3). Nuestra seguridad no está en lo que hacemos, pero en sus promesas. «Pues estoy convencido de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los demonios, ni lo presente ni lo por de venir, ni los poderes, ni lo alto ni lo profundo, ni cosa alguna en toda la creación, podrá apartarnos del amor que Dios nos ha manifestado en Cristo Jesús nuestro Señor.» (Romanos 8: 38-39). Pero nuestra respuesta al amor de Dios es de importancia. El amor de Dios es maravilloso, eterno, abrumador, más profundo de lo que podemos imaginar. Es para nosotros -sin notar las condiciones – “Se mantenían firmes en la enseñanza de los apóstoles, en la comunión, en el partimiento del pan y en la oración.”(Hechos 2:42).

Compartir post