«Acuérdate del día de reposo para santificarlo. 9 Seis días trabajarás y harás toda tu obra, 10 pero el séptimo día es día de reposo para el Señor tu Dios. No harás en él trabajo alguno, tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu sierva, ni tu ganado, ni el extranjero que está contigo»(Éxodo 20:8-10).
La mayoría de las personas simplemente tienen que trabajar para vivir. El trabajo pertenece a nuestra vida diaria. Pero el trabajo también puede dar satisfacción. Crear belleza, cuidar de otros o tener un buen trabajo pueden ser una bendición y un placer.
Al mismo tiempo, el trabajo puede ser duro y cansador. Algunas personas experimentan sus trabajos como una lucha constante. Ellos anhelan descansar y algunas veces incluso sienten que tienen exceso de trabajo.
Ambas caras del trabajo y el descanso están presentes en la Biblia. Leeremos más acerca de esto en los próximos días.
El primer punto a destacar es que Dios explícitamente manda a su pueblo a mantener un sano balance entre trabajo y descanso. En estos días, muchas personas parece que viven para trabajar, no trabajan para vivir, aun si tienen suficiente dinero. Otros evitan trabajar lo más que pueden.
Sin embargo, Dios ordenó al pueblo de Israel: “En seis días harás tu trabajo, pero descansarás en el séptimo”.
Trabajar es bueno, pero también necesitamos descansar para “mantenernos frescos”. Mantener ese balance no siempre es fácil. En la historia de Israel, vemos cómo ellos repetidamente desobedecieron el mandato de Dios acerca del día de descanso semanal (por ejemplo, en Ezequiel 20:13 y Ezequiel 22:8). Pero si nosotros mantenemos ese balance, seremos bendecidos, como Dios lo promete en Isaías 56.
¿Qué rol tiene el trabajo en tu vida?