Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia

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«Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, pues ellos serán saciados.» (Mateo 5:6)

Todos tenemos algo que anhelamos y deseos que intentamos satisfacer. Siempre lo haremos, y es que en este mundo nuestros deseos nunca se satisfacen del todo. El texto de hoy habla de un anhelo muy intenso, que se describe como «hambre y sed». Por eso Jesús nos promete que ese anhelo quedará satisfecho.

El hambre de justicia no es un anhelo pasivo, ni un ideal filosófico que existe separado de nuestra vida cotidiana. No, alguien que tiene hambre y sed de justicia buscará hacer la voluntad de Dios y pondrá al Señor en primer lugar en su vida, porque la justicia está estrechamente relacionada con el Reino de Dios: «Buscad primero el Reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas». (Mateo 6:33).

¿Anhelas a Dios y tienes sed de su justicia? Entonces aférrate a la promesa de Dios , ya que «nosotros esperamos nuevos cielos y nueva tierra, en los cuales mora la justicia» (2 Pedro 3:13).

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