Según la Biblia, Dios preparó buenas obras de antemano para nosotros. Pero, ¿cómo descubrimos estas obras y cómo podemos ahora hacer la voluntad de Dios?
Jesús nos da el Espíritu Santo
Jesús comparó su relación con sus seguidores con la de una vid con sus ramas (Juan 15: 5). El Espíritu Santo es la vida que fluye a través de la vid hasta las ramas. Él es quien toma de la abundancia de Dios y nos la pasa. El Espíritu Santo pone a nuestra disposición las riquezas del Padre y del Hijo.
Guiados por el Espiritu Santo
Jesús les dijo a sus discípulos acerca del Espíritu Santo: «Él no hablará bajo su propia autoridad, pero todo lo que escuche hablará […] Él me glorificará, porque tomará lo que es mío y se los declarará» (Juan 16 : 13-14). Una de las tareas más importantes del Espíritu Santo es la de guiar, un guía para guiarnos por la vida. En Juan 16:13 Jesús dice: «Cuando venga el Espíritu de verdad, los guiará a toda verdad».
Un hijo maduro de Dios
Pablo dice que como hijos de Dios podemos ser guiados por el Espíritu de Dios. “Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios son hijos de Dios” (Romanos 8:14). La palabra griega usada aquí para hijos es huios e implica madurez. Para llegar a ser un hijo de Dios, debemos nacer de nuevo del Espíritu de Dios (Juan 3). Pero una vez que nacemos de nuevo, necesitamos la guía del Espíritu Santo diariamente, constantemente para crecer y madurar.
Ríndete y depende de Dios
Para experimentar su guía, nuestra completa rendición es necesaria. La rendición también implica la capacidad de soltar y poner todas las cosas en las manos de Dios. Con la expectativa de que Él nos guiará aún más en cada aspecto de la vida. Al caminar en una profunda dependencia de Dios, el Espíritu Santo puede mostrarnos el camino y proporcionar la solución para todo lo que le presentamos.
Buenas obras preparadas de antemano
Pablo dice en Efesios 2:10 «Porque somos su obra, creada en Cristo Jesús para buenas obras, que Dios preparó de antemano para que podamos caminar en ellas». Incluso antes de la fundación del mundo, Dios preparó las buenas obras que Él hizo. quería que hiciéramos como cristianos. Es por eso que no inventamos nuestras buenas obras nosotros mismos, sino que tratamos de descubrir las buenas obras que Dios ya nos ha preparado para ponernos en marcha con su obra.
Pídele a Dios que te guíe
Es por eso que la guía del Espíritu Santo es esencial para cada cristiano. Es el Espíritu Santo quien primero quiere revelar el plan de Dios para nuestra vida como cristianos y luego nos lleva a hacerlo. Por eso es tan importante que consultemos con Dios con toda sinceridad antes de llevar a cabo nuestros propios planes. Solo guiados por el Espíritu Santo descubriremos el plan que Dios tiene reservado para nosotros.
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