¿Es una falta de confianza cuando, después de orar, vas a un doctor?

La respuesta rápida a esta pregunta es: ¡de niguna manera! Pero voy a llenar con algún detalle aquí. Hebreos 11: 1 dice que «la fe es confianza en lo que se espera, la seguridad acerca de lo que no se ve».

La fe de los cristianos es una fe en Dios – estamos seguros de que Él existe a pesar de que no lo podemos ver. Tenemos confianza en todo lo que ha dicho y preparado para nosotros, y todo lo que la Biblia nos dice acerca de Dios, el cielo y el futuro. Creemos y confiamos en que será así como Él nos ha dicho.

Cuando estamos enfermos, el primer curso de acción es siempre: orar. El siguiente paso puede ser obvio: tomar un paracetamol para el dolor de cabeza, visitar el servicio de urgencias en caso de un hueso roto. Pero algunos otros problemas pueden ser más difíciles de evaluar. Dios nos ha colocado en un mundo que está dañado y herido por el pecado. La enfermedad, incluso la depresión y finalmente la muerte son cosas que todos encontramos.

En la Biblia habían médicos, el más famoso es Lucas, que viajó con Pablo con frecuencia y, finalmente, lo acompañó durante su viaje a Roma. Sabemos que Pablo tenía una dolencia que le causó mucha molestia. Pablo rogó al Señor que la quitara de él. El Señor respondió: «Mi gracia es suficiente para ti» (2 Corintios 12: 9). Sin duda Lucas, como médico, se preocupaba por Pablo cuando estaba luchando. Sin duda trataba esta dolencia. Probablemente ayudó con heridas, asesoraró cuando Pablo se agoaba, y trataba de ayudar en otras maneras. Dios sana en forma milagrosa. Pero aún así, habían personas enfermas en el tiempo de los apóstoles que necesitaban la atención de un médico.

Los médicos son medios e instrumentos dados por Dios para ayudar a los enfermos y débiles, ya sean cristianos o no. Dios les dió a los químicos la ciencia y habilidad de hacer medicinas, de manera que las farmecias pueden facilitar las píldoras respectivas. Cuando estamos enfermos, Dios nos ha dado el sentido común, y con la excepción de algunos problemas de salud, atender a un médico siempre es una buena idea.

Si tienes un resfriado, o problemas del aparato digestivo, por comer demadiado, un dolor de cabeza, porque trataste de trabajar a través de la noche, u otras problemas fácilmente diagnosticables, entonces el sentido común te dice que debes descansar, y por ejemplo, tomar algún medicamento para el resfriado. Cuando se trata de problemas de salud de los que no tienes ninguna idea de la causa, visitar al médico es de sentido común, sabio y completamente en línea con la Biblia.

Es posible que hayamos orado, pero no podemos saber si Dios sanará si o no, cuando no se cura instantáneamente. Es cierto, algunas personas se han curado milagrosamente en respuesta a la oración, pero otros han sufrido el dolor, la miseria e incluso la muerte por negarse a ir a ver a un médico y reclamando «El Señor me sanará». Dios nos ha dado un cuerpo para lo cuidemos de la mejor manera posible. Él lo llama el templo del Espíritu Santo que habita en nosotros. Al igual que los sacerdotes y levitas del Antiguo Testamento se les dió un solemne encargo de cuidar el templo, también nosotros hemos sido dados la carga de cuidar de nuestros cuerpos.

Si estás enfermo, ora y ve al médico. No sabes si Dios escoge sanarte a través de los poderes de la restauración de tu cuerpo, a través de su intervención milagrosa, o a través de la habilidad que Él dió al médico. Utiliza todo, y da gracias al Señor por su ayuda, – no importa cuál método o medios Él escogió para sanarte.

Compartir post