Nuestros corazones deben ser renovados

«Además, les daré un corazón nuevo y pondré un espíritu nuevo dentro de ustedes;

quitaré de su carne el corazón de piedra y les daré un corazón de carne.»(Ezequiel 36:26)

Cuando Dios creó a los seres humanos, estos eran perfectos. Sus corazones eran puros y sin pecado. Pero una vez que se apartaron de su Creador, incitados por Satanás, todo esto cambió drásticamente. Únicamente, unas pocas generaciones después, leemos cómo «vio Jehová que la maldad del hombre era mucha en la tierra, y que todo designio de los pensamientos del corazón de él era de continuo solamente el mal» (Génesis 6:5).

Esta es la condición fundamental de todo ser humano. Nuestros corazones están contaminados por el mal. Esto se traduce en desobediencia a Dios y en todo tipo de pecados hacia los demás. En realidad este problema parece irreparable, ya que afecta a nuestro ser interior y a nuestra personalidad. Esto es algo que no podemos cambiar por nosotros mismos, pero Dios sí puede hacerlo.

Él nos ofrece la única solución posible: un corazón nuevo y un espíritu nuevo. Si aceptamos esta oferta, seremos cambiados desde lo más profundo de nuestro ser. Todavía no estaremos libres de pecado – ese proceso llevará tiempo, y solamente se completará en la eternidad. Pero nuestra situación fundamental cambiará drásticamente, ya que volvemos a ser aceptables a los ojos de Dios.

¿Has recibido ya un corazón nuevo?

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