Hay muchos pecados contra el Espíritu Santo, pero cuando las personas preguntan sobre el pecado contra el Espíritu Santo, preguntan (y a menudo se preocupan) por el pecado que no puede ser perdonado. Hay tres lugares en la Biblia donde Jesús habla de este pecado. Básicamente dicen lo mismo. En Mateo, leemos: «Pero cuando los fariseos lo oyeron, dijeron:» Sólo por Beelzebul, el príncipe de los demonios, este hombre echa fuera demonios «. En respuesta a eso, Jesús dice: “Les digo que todo pecado y blasfemia será perdonado, pero la blasfemia contra el Espíritu no será perdonada. Y al que diga una palabra contra el Hijo del Hombre, se le perdonará; pero al que hable contra el Espíritu Santo, no se le perdonará ni en este siglo ni en el venidero” (Mateo 12:24-32).
Blasfemia contra el Espíritu Santo
Este pasaje aclara cuál es el pecado contra el Espíritu Santo. Es una blasfemia contra el Espíritu Santo. Jesús expulsó demonios mediante el poder del Espíritu Santo, pero los fariseos lo negaron. Dijeron que Jesús no obraba por el poder del Espíritu Santo, sino por el poder de Satanás. ¡Pero sabían mejor que eso! Decidieron voluntariamente no reconocer el poder de Dios.
Endurecimiento de corazones
Jesús dice que esto nunca será perdonado. La razón de eso no es que Dios negaría a estas personas cuando pidieran perdón. La razón es que han endurecido tanto su corazón, que se ha vuelto imposible para ellos arrepentirse y creer. Una persona que ha blasfemado contra el Espíritu Santo se vuelve obstinada y se niega a ver su pecado como pecado. Se vuelve impenitente: ha decidido que no se va a arrepentir. Se resiste a la verdad, aunque en el fondo sabe que es la verdad. Se vuelve presuntuoso: cree que puede recibir la salvación sin arrepentimiento.
Probé el Espíritu Santo
La situación de una persona como esta, es como la que se describe en Hebreos 6:4-6: “Pues es imposible lograr que vuelvan a arrepentirse los que una vez fueron iluminados aquellos que experimentaron las cosas buenas del cielo y fueron partícipes del Espíritu Santo, que saborearon la bondad de la palabra de Dios y el poder del mundo venidero y que luego se alejan de Dios. Es imposible lograr que esas personas vuelvan a arrepentirse; al rechazar al Hijo de Dios, ellos mismos lo clavan otra vez en la cruz y lo exponen a la vergüenza pública”.
Han probado el Espíritu Santo y lo han escupido. Eso es blasfemar contra el Espíritu Santo. Eso es decirle a Dios: «Sé quién eres y no te quiero». Es darle la espalda a Dios y nunca volver.
Esa es la razón por la que mucha gente ha dicho, con razón: ‘Si tienes miedo de haber cometido el pecado contra el Espíritu Santo, no es así.’ Solo aquellos que han endurecido su corazón contra Dios, han cometido el pecado contra el Espíritu Santo.
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