¿Qué es la oración?
La oración es la comunicación con Dios. Esto es muy especial, ya que Dios no está físicamente
en la tierra y, por lo tanto, no podemos verlo ni oírlo con nuestros cinco sentidos. Además, Dios
es santo y los humanos no lo somos. Pero, Dios anhela tener una relación con nosotros.
Cuando oramos, podemos hablar a Dios en voz alta o en silencio, y Él nos escucha (ver
Jeremías 29:12; 2 Crónicas 7:12; 2 Crónicas 30:27; 2 Reyes 20:5; Salmo 6:9).
¿Cualquier persona puede orar?
La definición más hermosa de la oración que aparece en la Biblia, es la de una mujer que exclamó: «He derramado mi alma ante el Señor« (1 Samuel 1:15). A Dios no le interesan tanto las palabras que decimos, sino lo que está en nuestro corazón. Por eso, podemos llevar al Señor en oración las cosas que son importantes para nosotros, y contárselas con nuestras propias palabras. No necesitamos que los santos o los ángeles oren por nosotros. Nosotros
podemos orar a Dios directamente.
De vez en cuando, puede ser útil pedir a un pastor o a un amigo cristiano que ore por nosotros. De hecho, la Biblia nos anima a orar unos por otros: «Exhorto a que se hagan súplicas, oraciones, intercesiones y acciones de gracias por todas las personas...» (1 Timoteo 2:1, véase también Hechos 12:5; Colosenses 1:3; Colosenses 1:9; 1 Tesalonicenses 5:25; Santiago 5:16). Pero esto nunca debe alejarnos de orar por nosotros mismos.
Dios mismo nos ayuda a orar
Esta verdad se basa en las palabras del Señor Jesús de que debemos orar «en su nombre» (Juan 16:23-24). Es un reconocimiento de que todas las bendiciones de Dios fluyen hacia nosotros a través de Jesucristo. Como en todo lo que hacemos, nuestras oraciones no son perfectas. Sin embargo, hay una importante promesa en la Biblia que anima a todos los creyentes y esta es que Dios mismo nos ayuda a orar correctamente a través de su Espíritu Santo.
Romanos 8:26 dice: «Asimismo, el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad. Porque no sabemos orar como es debido, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos demasiado profundos para las palabras«.
Lo que quiere decir esto, es que el Espíritu Santo nos guía en nuestras oraciones. Qué hermoso pensamiento: Dios quiere que nos comuniquemos con Él y sabe nuestras debilidades y lo difícil que es orar de forma correcta. Por lo tanto, Dios, por medio del Espíritu Santo, nos inspira para que oremos con las palabras necesarias.
¿Cuándo debemos orar?
Podemos orar en todo momento y desde cualquier lugar. Hay momentos especiales cuando la iglesia de Dios se reúne en oración. Existen también tiempos de oración en familia. Además, tenemos momentos individuales de oración cuando estamos a solas con Dios. Igualmente, es posible orar continuamente a lo largo del día. En 1 Tesalonicenses 5:17 encontramos la frase: «orad sin cesar«. Ya sea con palabras, en voz alta o en lo profundo del corazón, podemos llevar ante el Señor todas las cosas que percibimos, experimentamos o reflexionamos. Pues la oración es el aliento vital del cristiano.
Esto no significa que debamos orar literalmente a cada momento de nuestra vida, sino en tener un patrón continuo de oración en nuestra vida diaria. En su carta a los Colosenses, Pablo utiliza diferentes palabras para el mismo concepto: «Perseverad en la oración, velando en ella con acción de gracias« (Colosenses 4:2). A estos
ejemplos podríamos añadir muchos más textos bíblicos que nos instan a orar con regularidad.
¿Cuál es el objetivo de la oración?
La oración tiene varios objetivos.
- Primeramente, está dirigida a dar gloria de Dios. Nosotros alabamos a Dios por lo que Él es, y por lo que ha hecho por nosotros. Esto bien puede ser muy general, por ejemplo, «Que tu nombre sea glorificado«. También puede ser muy específica y personal: «Señor, te agradezco tu gracia y te alabo por tu infinito amor hacia mí«.
- En segundo punto, la oración es un medio para llevar nuestras necesidades ante Dios. Podemos hablarle de nuestros problemas y temores, de nuestras necesidades físicas y espirituales. También podemos pedir por las personas que nos rodean. En Lucas 11:9, Jesús promete: «Pedid, y se os dará; buscad, y encontraréis; llamad, y se os abrirá«.
- Un tercer propósito de la oración es cultivar nuestra intimidad con Dios y ser transformados según su voluntad. Al derramar nuestro corazón ante Él y mantenernos en contacto con la Fuente de Vida, creceremos espiritualmente. Aunque Dios no siempre cambia nuestras circunstancias en la forma que quisiéramos, Él puede sostenernos a lo largo de nuestras dificultades y santificarnos.
¿Cómo pues debemos orar?
El Señor Jesús nos enseña cómo orar. En Mateo 6, Él dice que en primer lugar no debemos
utilizar la oración como una ceremonia religiosa para impresionar a los demás.
También nos enseña la oración del Señor en Mateo 6:9-13:
«Padre nuestro, que estás en el cielo,
santificado sea tu nombre.
Venga tu reino,
hágase tu voluntad,
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy el pan de cada día
y perdónanos nuestras deudas,
como nosotros también hemos perdonado a nuestros deudores.
Y no nos dejes caer en la tentación
y líbranos del mal.
Porque tuyo es el reino, el poder y la gloria, por siempre. Amén«.
La mayoría de los cristianos han memorizado esta oración y sabemos que cuando hacemosesta oración, oramos de acorde a la voluntad de Dios. Pero esta oración también nos enseña lo que es importante cuando oramos con nuestras propias palabras:
- Nos dirigimos a Dios como a nuestro Padre, que nos ama y cuida de nosotros.
- Damos gloria a Dios. Le alabamos en nuestras oraciones.
- Confesamos que los planes de Dios son más importantes que los nuestros, y que deseamos que sus planes se hagan realidad.
- Oramos por nuestras necesidades diarias y confiamos en que Dios cuidará de nosotros.
- Pedimos el perdón de nuestros pecados, sabiendo que Dios ya nos ha perdonado en el Señor Jesús.
- Oramos para que Dios nos ayude a llevar una vida honrosa.
- Reconocemos la grandeza de Dios. Normalmente, terminamos nuestras oraciones con algo así como «lo pedimos en el nombre de nuestro Señor y Salvador, Jesucristo, Amén».
¿Escucha Dios nuestras oraciones?
El Señor conoce y escucha nuestras oraciones. Esto no significa que siempre consigamos lo que queremos, ya sea un coche nuevo, una carrera exitosa o lo que fuere. Menos mal que es así, porque seguramente pediríamos una cantidad de cosas que no son en absoluto provechosas para nosotros. Hay algunas circunstancias en las que Dios no escucha nuestras oraciones, por ejemplo, cuando vivimos en pecado y no queremos confesarlos y arrepentirnos de ellos (Salmo 66:18, Proverbios 28:9).
Otro caso en el que Dios no concederá lo que pedimos, es cuando pedimos algo que no será bueno para nosotros, sino con el propósito de usarlo para nuestros deseos pecaminosos (Santiago 4:3), o cuando nuestra petición no está en línea con Su voluntad(1 Juan 5:14, Salmo 37:4, Mateo 7:11, Lucas 22:42). Sabiendo que Dios es nuestro Padre
amoroso, podemos confiar que Él conoce mejor lo que es bueno para nosotros y está más que dispuesto a darnos exactamente eso. En ocasiones, Dios responderá a nuestras oraciones de una manera o en un momento que no
esperábamos, pero Dios siempre responderá a nuestras oraciones de la manera que sea mejor
para nosotros y para la causa de su Reino.