El escritor del Evangelio de Lucas y Hechos se conoce generalmente como Lucas.
Desde las épocas primeras la iglesia primitiva recibió este libro como el evangelio escrito por esta persona, llamado Lucas, que acompañaba a Pablo en algunos de sus viajes (de ahí vienes las partes en Hechos que se habla de ‘nosotros’, por ejemplo, Hechos 16:11). Pablo escribe sobre él en su carta a los Colosenses (4:14). También aprendemos allí que Lucas era un médico.
Lucas presenta con predilección el Evangelio como el desarrollamiento del plan de Dios. Por ejemplo, es Lucas, que escribe que Jesús dice a sus discípulos después de su resurrección: «Así está escrito, que el Cristo padecería y resucitaría al tercer día de entre los muertos, y que el arrepentimiento y el perdón de los pecados debe ser proclamada en su nombre a todas las naciones, comenzando desde Jerusalén…» (Lucas 24: 46,47). Lucas enfatiza la historia y el plan de Dios. Leemos al comienzo de su Evangelio cómo Lucas había investigado todo con diligencia desde hace el origen y escribió su Evangelio con la intención de mostrar a Teófilo las cosas que había verificado (Lucas 1: 1-4). Así pues, vemos la imagen de la historia del mundo donde el poderoso emperador César Augusto decreta que todo el mundo fuese empadronado.
Lucas subraya que eso fue el cuadro dentro lo cual Cristo ha nacido en Belén (Lucas 2: 1-7). Además Lucas termina su segundo libro, el libro de los Hechos (Lucas 1:1-4, Hechos 1 : 1-3) con el hecho de que el apóstol Pablo se encuentra en Roma, la capital del Imperio Romano, ‘proclamando el reino de Dios y enseñando acerca del Señor Jesucristo con toda libertad y sin impedimento’ (Hechos 28:31). Entonces, ¿quién es el verdadero rey en el final?
Al lado de la historia de la salvación de Dios Lucas es también el escritor del Evangelio que escribe mucho sobre la obra del Espíritu Santo. En Lucas 1 y 2 vemos cómo el Espíritu Santo lleva a la gente para que se haga la voluntad de Dios. Juan Bautista era lleno del Espíritu Santo (Lucas 1:15), el Espíritu Santo desciende sobre María, para que ella concibe (Lucas 1:35), Elizabeth se llena con el Espíritu Santo y anima a María (Lucas 1:41) . Zacarías se llena con el Espíritu (1:67), el Espíritu está sobre Simón, y le ha dado una promesa y lo guía hacia el templo (2: 25-27). Juan Bautista promete que el que va a venir después de él los bautizará con el Espíritu Santo y fuego (3:16) y esto lo vemos suceder en todo el libro de los Hechos (empezando por el día de Pentecostés (Hechos 2).
Otro rasgo característico es el hecho de que Lucas muestra la compasión de Jesús por los marginados: los pobres, las mujeres y los no-Judios. Para dar sólo un ejemplo de cada uno: Lucas escribe la parábola del hombre rico y Lázaro (Lucas 16: 19-31), en la que el pobre Lázaro va al cielo, mientras que el hombre rico va al infierno. Lucas es el que nos habla de las mujeres que seguían a Jesús (Lucas 8: 1-3). Lucas es también el que nos habla de la parábola del buen samaritano (Lucas 10: 25-37) en la que un samaritano (uno de los peores enemigos de los Judios en los días de Jesús) es mostrado por Jesús como un ejemplo de lo que significa amar al prógimo.
En resumen, a través de Lucas Dios nos enseña cómo Él está a cargo de la historia del mundo. Junto con la reconciliación a través de la muerte de Jesús, Jesús también nos ha alcanzado con el Espíritu Santo que nos enseña a dar testimonio de Él y seguirle. En el Reino de Jesús Dios busca a los marginados y los reúne en su reino. El reino es de ellos (Lucas 6: 20-23), mientras que al mismo tiempo este mensaje advierte a las personas que piensan que son ricos e importantes que mejor sean ricos en Dios (Lucas 12: 13-21).