Si ha depositado su fe en Jesucristo, todos sus pecados (pasados, presentes y futuros) han sido perdonados. No hay nada que puedas hacer para ganar ese perdón. Jesús pagó el precio por tus pecados y los pecados de todo el mundo cuando murió en la cruz. El Salmo 103: 12 dice: «tan lejos como el este esta del oeste, hizo alejar de nosotros nuestras transgresiones». En otras palabras, Dios nos mira a nosotros, sus hijos, como si nunca hubiéramos pecado en absoluto. Pero, ¿cómo reconciliamos este conocimiento del perdón de Cristo con la realidad de que aún pecamos todos los días?
¿Licencia para pecar?
Si todos nuestros pecados han sido perdonados, ¿deberíamos usar eso como una licencia para pecar? En Romanos 6: 1, el apóstol Pablo responde: «¡De ninguna manera!» Cuando nos convertimos en cristianos, nuestra relación con el pecado cambia. Una vez fuimos esclavos de nuestro pecado, pero ahora somos esclavos de Dios. 1 Juan 3: 6 dice que “nadie que permanece en él sigue pecando; nadie que sigue pecando lo ha visto o lo ha conocido ”. Los verdaderos creyentes no tienen el hábito de pecar, sino que confiesan sus pecados a Dios. La Biblia dice en 1 Juan 1: 9 que «si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad». Cuando confesamos nuestros pecados ante Dios y reconocemos que estábamos equivocados, Dios restaura nuestra relación con Él, nuestro Padre Eterno.
Perfección de Jesus
Muchos cristianos se preguntan cómo Dios podría perdonarlos cuando le fallan todos los días. Es importante entender que el perdón de Dios no se basa en nuestra bondad, sino en la perfección de Jesús. Cuando nos equivocamos, debemos confesar nuestros pecados, pero nunca debemos dudar de que Dios realmente nos ha perdonado. ¿Hay algo que has estado tratando de ocultar a Dios? ¿Lo quieres confiesar hoy?
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